Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

El Sr. Ministro de la Gobernación habrá comprendido que en mis últimas palabras no he hecho más que confirmar aquellas con que terminó su breve rectificación: no he querido negar a su señoría el triunfo de todos los de esta minoría, incluso de mis amigos los Sres. Gamazo y Marqués de la Vega de Armijo; no porque tema yo que S.S. les tenga miedo en la discusión ni en nada; ha dado pruebas de tanto valor, que yo me alegraría que S.S. no lo tuviera tan grande, para ciertas y determinadas discusiones; pero desgraciadamente lo tiene S.S. muy grande, para mal del Gobierno y para daño del país.

Por lo demás, debo advertirle que es posible que yo haya copiado a S.S. en las palabras que pronunció cuando S.S. era miembro de la minoría, porque a mí me gusta siempre copiar los buenos modelos, y por buen modelo tengo a S.S. El que está detrás de S.S. asiente a eso; yo no lo niego; lo digo de la misma manera que ese Sr. Diputado, que no tengo el gusto de conocer, que tiene a S.S., por un buen modelo, como yo le tengo. Pero hay una diferencia, señor Ministro de la Gobernación, y es, que aquel Gobierno al cual se dirigía S.S. jamás, ni directa ni indirectamente, jamás tuvo el mal gusto de echar en cara a aquella minoría la conducta que tuvo el Gobierno con ella respecto a su benevolencia. (El señor Ministro de la Gobernación: También la tuvo, y hoy no he echado yo en cara nada de eso). En la primera sesión; le ha faltado tiempo para hacerlo. (Rumores en la mayoría). Es vuestro deber, y desde este momento estáis presentando los deberes que os impone la gratitud; hacéis bien. [73]